TU CUERPO TE ENVÍA SEÑALES, APRENDE A ESCUCHARLAS

¿Te puedes creer que parar un momento, no hacer nada y respirar sintiendo nuestro cuerpo sea algo que cueste esfuerzo? Debería ser algo de lo más natural y sin embargo nos parece una tontería, algo sin valor y que sólo nos hace perder el tiempo.

Entender las señales que nos envía nuestro cuerpo nos hace estar en conexión con nosotros mismos.

Hacer pausas a lo largo del día para tomarnos un par de minutos, respirar y sentir el cuerpo, puede ser de gran ayuda para nuestra salud física y nuestro bienestar emocional.

Generalmente, pensamos que parar y no hacer nada durante unos minutos es una pérdida absurda de tiempo. Pero cuando empezamos a ser conscientes de nuestra vida y de la actividad que hacemos a lo largo del día, nos damos cuenta de que parar es algo esencial. En la mayoría de nosotros, cómo nos sentimos físicamente es una señal de cómo nos encontramos psicológicamente.

El modo en el que vivimos desconectados de nuestro interior nos lleva a desatender las demandas procedentes del cuerpo y de nuestra mente.

Vivir con prisas, con múltiples pensamientos y decisiones por tomar, con la tensión y el estrés de no llegar a todo lo que te propones genera un gran estrés físico y psicológico. El antídoto es parar y soltar tensión.

El cuerpo nos da información pero no le hacemos caso. Cada uno, tenemos la capacidad de decidir si le escuchamos o no. Quizá solo nos diga que estamos cansados, que necesita ir a otro ritmo o que está saturado de pensamientos. Acumular tensión a lo largo de los años llega a ser muy nocivo para la salud y ocasiona enfermedades.

Tomar contacto con el cuerpo nos da mucha información, es como un GPS que nos dice por dónde van las cosas en nuestra vida.

Al principio, para recordarte a ti mismo hacer pequeñas pausas, puedes ponerte alarmas en el móvil dos o tres veces al día. Estas alarmas te recordarán que pares, que dejes de hacer lo que estés haciendo en ese momento y conectes contigo, con tu respiración y con tus sensaciones. Con el tiempo, recordarás fácilmente hacer estas pausas, se convertirán en tu pequeño oasis de calma.

¿Cómo conectar con tu cuerpo?

Lo primero que tienes que plantearte es: ¿cómo estás respirando?  La mayoría del tiempo lo hacemos de forma superficial, nuestra respiración se ha convertido en algo mecánico y ligero en lugar de algo que oxigene de verdad nuestras células.  Es bueno prestarle atención ya que la respiración es uno de los movimientos que más determinan nuestra calidad de vida.

Saber respirar bien y convertirlo en una rutina conlleva muchos beneficios: “aumenta la capacidad de concentración y la autoconciencia física y mental, combate la ansiedad y ayuda a conseguir serenidad, equilibrio emocional y fortaleza física” (Respiración Consciente, Alejandra Vidal)

Te propongo probar este sencillo ejercicio:

Realiza 3 o 4 respiraciones profundas,  alargando un poco la exhalación. Inhala y exhala por la nariz. Cuando cojas el aire, llena primero tus pulmones y a continuación tu abdomen. Después expulsa el aire vaciando primero el abdomen y después los pulmones. Intenta alargar ligeramente la exhalación.

Después de estas respiraciones más profundas, continúa con una respiración natural.

Trata de percibir si notas algo especial en tus piernas, en tu abdomen, en el tronco, la espalda, en tu cuello o en tus brazos.

El hecho de parar, observarnos y sentirnos ya cambia la perspectiva de ese momento y de uno mismo.

Tras unos momentos de serenidad tendrás una mente más clara y con más capacidad de atención. Centrar la atención nos beneficia para no estar constantemente divagando o rumiando mentalmente multitud de pensamientos. Una mente más calmada nos ayudará a encontrar más momentos de felicidad.

Cuando practicamos el desarrollo de la conciencia corporal podemos conectar profundamente con nuestra naturaleza, sentir nuestro cuerpo desde el interior, observar su funcionamiento, conectar con su sabiduría. De esta forma despertará y crecerá en nosotros una sensación de respeto y agradecimiento hacia nuestro cuerpo y cada una de sus células.

Con estos ejercicios renacerá nuestro instinto de cuidarnos y protegernos con cariño, atendiendo nuestras necesidades y evitando los comportamientos o hábitos que nos perjudican.

Puntos principales para hacer pausas mindful:

– Para de vez en cuando a lo largo del día. Si no consigues acordarte, ponte alarmas en el móvil.

– Dedica 2 o 3 minutos a no hacer nada.

– Respira 3 o 4 veces profundamente alargando la exhalación.

– Conecta con tu cuerpo y siente cómo está cada zona.

– Haz un pequeño escáner corporal empezando por los pies y continuando por  piernas, caderas, abdomen, pecho, espalda, cuello y cabeza.

– Relaja la tensión de las zonas donde la sientas acumulada.

– Después vuelve a tu actividad.

Con estas pausas y escuchando nuestro cuerpo fomentaremos el equilibrio en el cuidado de nuestra salud. Necesitamos escuchar y atender las necesidades físicas que tenemos de descanso, hidratación, respiración, etc. Si sólo le exigimos a nuestro cuerpo que aguante, que siga trabajando o realizando tareas, pero no lo cuidamos, estaremos descuidándolo y haciendo que a la larga enferme de una manera u otra.

 Aunque existan a lo largo de tu día situaciones que te estresen o te disgusten, si sabes volver a la calma dentro de ti, podrás recuperar el control de la situación de la mejor manera posible y no llevar a tu cuerpo extremos, haciéndole sufrir innecesariamente.

Conecta con tus necesidades para mantener la salud y la paz mental que tanto bien nos hace.

Mantener el cuerpo con buena salud es un deber, de lo contrario no seremos capaces de mantener nuestro cuerpo y mente fuertes y claros«

-Buddha-

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