¿TE CUESTA CAMBIAR DE «PUNTO DE VISTA»? APRENDE A TENER UNA MENTE MÁS FLEXIBLE.

«Comprender que hay otros puntos de vista, es el principio de la sabiduría» Thomas Campbell.

Hace poco realicé un curso de fotografía de exteriores y quería compartir algo que aprendí, muy interesante, sobre los diferentes puntos de vista.
Nada más empezar la clase lo primero que nos explicaron fue que elegir o cambiar el «punto de vista» podía modificar totalmente la foto. Aunque el paisaje y el modelo fuesen los mismos y colocados ambos en la misma posición, si la persona que hace la foto se mueve, apenas un metro alrededor, el efecto de la foto cambia totalmente. Los buenos fotógrafos nunca piden al modelo que se mueva, son ellos los que se mueven para encontrar el enfoque adecuado.
En fotografía se define el «punto de vista» como el lugar desde el  que se va a realizar la fotografía. Este lugar tiene una gran importancia. La elección del punto de vista adecuado marca la diferencia entre una foto corriente y una foto excelente. Para encontrarlo hay que moverse con respecto a la escena:  a la derecha o a la izquierda, cerca o lejos y arriba o abajo.
Me resultó muy curioso ver como, por ejemplo, todos los objetos que aparecen a distintas distancias de la cámara se aprecian más o menos cerca entre sí dependiendo de la posición desde donde se hace la foto. Si la persona que va a hacer la foto se acerca a los objetos, parecerá que estos se separan entre ellos y en particular el fondo se percibe más alejado. Si el fotógrafo se aleja parecerá que todo lo que hay en la foto está más próximo entre sí. ¿Curioso no?
En realidad el fondo y todos los objetos son los mismos, es decir, la escena es exactamente igual pero si te alejas, te acercas, subes la cámara o la bajas, la foto parecerá totalmente distinta.
Ocurre igual con las situaciones de la vida, la realidad es exactamente la misma para una persona que para otra, pero cada una la ve desde su propio «punto de vista».

 ¿Cómo influye en nuestras vidas el que cada uno interprete la realidad a su manera?

El hecho de que haya diferentes formas de ver la realidad puede ser muy enriquecedor, pero en algunas ocasiones es la causa de roces en el trabajo o en el entorno familiar. Los puntos de vista divergentes sobre un mismo hecho pueden dar lugar a discusiones y malos entendidos.
La cuestión es ser capaces de plantearnos, ante cualquier circunstancia,  los diferentes «puntos de vista» para ver la situación tal cual es en realidad, en lugar de verla sólo desde un único ángulo o perspectiva. 
Todos tenemos un bagaje emocional, unos recuerdos, creencias y experiencias que nos afectan a la hora de interpretar la realidad.
Las personas inflexibles suelen ser rígidas de pensamiento, les cuesta mucho cambiar sus planes o sus opiniones. Suelen enfadarse a menudo y les cuesta escuchar otros razonamientos, rechazan todo lo que no se amolde a su manera de ver la realidad.
Ser rígido e inflexible y no aceptar otros puntos de vista, puede tener muchas desventajas. Este tipo de personas suelen sufrir y sentir insatisfacción cuando los demás no piensan igual que ellos.

Aspectos negativos de la rigidez mental:

– Escaso crecimiento personal. Al no estar dispuesto a aceptar otras ideas o cambios, las posibilidades de crecimiento quedan limitadas, no se avanza ni hay nuevas perspectivas.
– Pérdida de experiencias agradables. Si alguien es tan inflexible que no está dispuesto a vivir nuevas experiencias, se perderá la posibilidad de descubrir vivencias que podrían nutrir y alegrar su vida.
 – Falta de empatía. Al no ser capaces de ponerse en el lugar de la otra persona muestran una falta de empatía y esto puede ocasionar aislamiento y  soledad. La convivencia se dificulta con alguien que no está dispuesto a aceptar nunca otra forma de ver las cosas.
– Rumiación mental. Normalmente al no conseguir que otros vean las cosas como ellos, se quedan largas horas dando vueltas a sus propios argumentos en la cabeza. Esto puede derivar en malestar psicológico y sufrimiento interno.
– Inseguridad.  En el fondo de los caracteres rígidos, que parecen estar siempre en guerra contra el mundo, suele haber un fondo de gran inseguridad. Se aferran a sus propios pensamiento y costumbres y no permiten que otros puedan introducir matices en su visión de las cosas.

¿Cómo cambiar los patrones de rigidez mental para ser más flexible?

¿Eres de los que se cierran en banda y no admiten cambios? ¿Te molesta mucho tener que cambiar tus planes? ¿Te enfadas cuando tienes un razonamiento pero los demás no están de acuerdo contigo? ¿No comprendes como alguien puede no pensar igual que tú en algún aspecto que para ti está muy claro?
Cuando estés viviendo algo y sientas que quizá otras personas no te entienden y notes que empiezas a enfadarte o a dar vueltas a tu cabeza de manera descontrolada,  puedes hacerte las siguientes preguntas de auto indagación:
  •  ¿Desde que otro punto de vista podría ver esta situación? ¿Puedo «moverme» un poco y enfocar la «foto» desde otro ángulo?
  •  ¿Es totalmente real todo lo que yo estoy viendo o lo estoy pasando por el filtro de mi propia perspectiva?
  • ¿Qué me puede estar influyendo para verlo de esta manera?

También puedes practicar con los siguientes tips extraídos de enseñanzas mindfulness:

– Escucha con curiosidad lo que otros tengan que contarte, aunque no estés de acuerdo. Escuchando se aprende.
Prepárate para aceptar cambios. Cambiar no es algo malo, al contrario, muchas veces puede aportarte grandes beneficios. Pierde el miedo a cambiar algunas costumbres o formas de pensar.
– No aferrarse. Debido a inseguridad o miedo es posible que te aferres a tus ideas o razonamientos, practica el desapego con ellos. No tienes porqué opinar siempre igual, tus pensamientos no siempre tienen porqué ser los únicos ni los buenos.
Unos ojos nuevos: mira la situación como si fuese la primera vez que la vieses, con los ojos de un niño, para poder apreciar todos los diferentes atices.
Permite que las cosas fluyan, quizá no es necesario seguir insistiendo en un tema, simplemente hay que dejarlo pasar, sin tratar de modificarlo ni realizar ninguna acción más.

Como conclusión:

Aprende a tomar perspectiva, es decir, aléjate momentáneamente del problema, deja pasar algo de tiempo, míralo desde un lado y desde otro (como en la fotografía). Mueve tu «cámara», es decir, tu punto de vista alrededor de la situación que estás viviendo. Aléjala mentalmente. No trates de que la situación cambie, porque muchas veces no está en tu mano. Mueve tu enfoque.
 Y si por mucho que intentes cambiar tu punto de vista no consigues ver las cosas de otra manera, entonces déjalo estar. No sigas discutiendo con la vida ni con otras personas, deja que el tiempo pase y abraza la incertidumbre de lo que ocurrirá a continuación.

Hay tantas realidades como puntos de vista. El punto de vista crea el panorama. José Ortega y Gasset.

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