Expresa y gestiona tus emociones coloreando mandalas. Descubre las posibilidades de la mandalaterapia con técnicas mindfulness.
Ábrete a las posibilidades del mundo, utiliza tus propios recursos, encuentra tu equilibrio y vive de manera más autónoma y plena. Conocer y gestionar tus emociones a través del mindfulness y la mandalaterapia, te ayudará a conseguirlo.
¿Alguna vez has sentido una emoción como rabia, ira o tristeza y esto te ha hecho reaccionar de una forma que no has podido evitar? ¿Te has arrepentido alguna vez de tus acciones o de algo que has dicho en un momento de emoción intenso? ¿Alguna vez te ha inundado la tristeza y esto ha hecho que te quedes mucho más tiempo del que te gustaría con esa sensación?
Las emociones son muy poderosas y cuando no se gestionan adecuadamente, pueden hacernos reaccionar de formas inesperadas y a veces perjudiciales.
¿Pero es culpa de la emoción en sí? ¿O más bien de cómo reaccionamos a ellas?
Las emociones son sentimientos intensos de alegría o tristeza, por ejemplo, producidos por un hecho, una idea o un recuerdo.
Son algo natural y muy útil para el ser humano, es decir, no hay emociones malas. Sin las emociones no seríamos nosotros, ya que no podríamos experimentar la vida en su plenitud. Todos, dependiendo del momento, nos sentimos a veces tristes, felices, experimentamos agresividad, miedo, culpa, ira, etc.
Las emociones, hacen que se mueva nuestra energía, desde nuestro interior hacia el exterior. Son un recurso para enfrentarnos a ciertas situaciones y no debemos catalogarlas, todas son necesarias y todas nos pueden ayudar. Lo que tenemos que hacer es aprender a identificarlas y hacer una gestión adecuada en cada momento.
Con el apoyo de los mandalas vamos a realizar ejercicios de autoconocimiento para poder reconocer y experimentar nuestras emociones desde una perspectiva de calma, cariño, serenidad y paz.
Cómo nos afectan las emociones
Algunas emociones pueden alterar el estado de ánimo. Cuando nuestro cerebro percibe un signo de alarma, se generan una serie de activaciones de distintos sistemas biológicos en nuestro organismo.
A nivel físico: puede verse afectada la expresión facial, la voz y la respiración. También puede crear tensión en algunos músculos. Es posible que si la emoción es muy fuerte derive en agresividad, llanto o bloqueo físico y mental.
A nivel mental: pueden generar ansiedad y estrés o bien euforia y alegría.
Las emociones rigen gran parte de nuestras vidas por lo que la relación que tengamos con ellas es fundamental. Una adecuada gestión nos evitará mucho sufrimiento.
Las emociones son necesarias, están ahí para ayudarnos de diferentes formas. Las principales emociones son:
Sorpresa Asco Ira Tristeza Miedo
Alegría Culpa Seguridad Rabia
¿Para qué sirven las emociones?
– Nos ayudan a adaptarnos al medio: nos orientan para que sepamos cómo favorecer nuestro bienestar. Por ejemplo si algo te da asco, seguramente no sea bueno para ti comerlo.
– Regulan nuestra atención: ayudan a seleccionar dónde centrar nuestra atención para protegernos. Por ejemplo, sentir miedo al caminar por un sendero oscuro, nos hará estar más alerta ante posibles amenazas.
– Aportan información interna sobre cómo actuar para sentirnos mejor. Por ejemplo, si algo te hace sentir orgulloso, es que es bueno para ti y querrás repetirlo. En cambio, si cuando estás realizando una tarea, te invade la tristeza, algo requiere tu atención para solucionarlo.
– Nos dan mucha información sobre una situación. Esto es lo que llamamos intuición. La intuición se forma a lo largo de las experiencias que vivimos y nos dice a nivel interno si algo nos conviene o no.
– Son fundamentales para tomar decisiones: Son una guía interna para considerar la opción que más nos conviene, intentando evitar riesgos innecesarios. Nos transmiten sensaciones corporales para saber qué decisión tomar.
– Nos ayudan a aprender. Nuestro cerebro aumenta sus conocimientos gracias a las emociones.
¿Cómo podemos gestionar las emociones de forma satisfactoria?
Tal como hemos dicho al principio, al sentir una emoción que nos embarga, se dispara en nuestro cerebro una alarma. Lo normal es que reaccionemos de forma inmediata y casi automática. Sin pensar ni analizar la situación.
Con la atención plena podemos observar que justo después del “timbre” de alarma y antes de que reaccionemos, existe un pequeño espacio de tiempo que vamos a llamar intervalo o ventana.
El intervalo puede ser de tan solo una fracción de segundo o podemos conseguir alargarlo de forma que en lugar de tener una reacción automática, mostremos una “respuesta” calmada y meditada.
En ese “intervalo” tenemos la libertad de elegir, podemos darnos cuenta de que ha sonado la alarma pero permitirnos unos segundos para decidir cómo queremos reaccionar.
La reacción automática inconsciente es como un resorte. Da como resultado habitualmente una reacción desproporcionada, con una gran intensidad y que no se puede controlar. Este tipo de reactividad, nos hace vulnerables al entorno. Estamos perdiendo el control de la situación y los sucesos o ideas que nos acontecen empiezan a dominarnos a nosotros.
Con la práctica de mindfulness y su aplicación a la hora de crear mandalas, vamos a poder mejorar mucho el espacio entre la alarma y la respuesta. Es decir, aprenderemos a sentir la emoción y gestionarla, de manera que no agrave aún más la situación.
Si somos capaces de darnos cuenta de lo que ocurre en este intervalo, podremos romper con la respuesta automática.
Para llegar a darnos cuenta de cuando una emoción nos está dominando y estamos a punto de reaccionar de forma automática y desproporcionada, es muy importante ser capaces de centrar la atención en ese preciso momento. Esto se consigue ejercitando la atención plena.
DONDE ESTÉ NUESTRA ATENCIÓN, ESTARÁ NUESTRA ENERGÍA Y NUESTRAS EMOCIONES
Emociones y mandalas
Ejercitarnos con mandalas nos permite percibir la realidad a través de la intuición. Trabajar nuestras emociones con ellos es una gran herramienta para el bienestar, ayuda a armonizar emociones y estados psicológicos.
Podemos fluir, dejar que la vida siga su curso sin oponer resistencia.
“Todo ser humano lleva en su interior una “verdadera obra maestra” sólo debe permitir que se desvele”.
Los colores evocan emociones
A lo largo de la historia de la humanidad se ha ido conformando un código común en base a las emociones que transmite cada color y podemos decir que de manera universal los colores hacen que evoquemos ciertas sensaciones comunes al visualizarlos.
Pero es posible que dependiendo de tu educación, del lugar donde vivas y de tus propias experiencias, cada color signifique algo concreto para ti. Un ejercicio de autoconocimiento puede ser mirar cada color y tratar de notar las sensaciones que te transmite. Pon las emociones que te sugieren por escrito. Busca los colores en tu entorno y describe cómo te hace sentir el verde de las plantas, el azul de cielo, el amarillo del sol, etc. Crea tu propia guía de emociones a través del color.
Todos los colores resultan “sanadores” no descartes ninguno, todos ayudan a expresar y liberar emociones.
Estas son las sensaciones que se han catalogados como un código universal, según lo que transmiten los colores más habitualmente:
Blanco – Pureza y sentido de perfección. Potencia o resalta los colores que se hayan colocado a su lado.
Negro – Tristeza o misterio.
Amarillo – Simpatía, diversión, alegría e inteligencia. También puede implicar cobardía o superficialidad.
Naranja – Energía y confianza. Es un color muy dinámico que impele a pasar a la acción y moverse.
Rojo – Pasión y amor. Invita a la acción y al movimiento. También se asocia a la agresividad y al peligro.
Azul – Transmite calma y armonía. Otros aspectos que evoca son la amistad y la confianza. Utilizado en exceso puede indicar tristeza.
Verde – Símbolo de la naturaleza, es el color por excelencia para transmitir equilibrio, serenidad y armonía. Muy útil para generar estados de calma.
Rosa – Color curativo y bondadoso, equilibra las emociones y sirve para manifestar agradecimiento.
Morado – Concentración, creatividad e imaginación. Invita a tener una mente flexible y curiosa.
Gris – Se asocia a momentos de transición, denota pasividad y dudas pendientes de resolver.
Marrón – Transmite la fortaleza de la tierra. Nos invita a buscar refugio y un lugar propio donde anclarnos.
Trabajar con mandalas fomenta el desarrollo de la intuición, la imaginación, la iniciativa y la percepción. Nuestro cerebro crea conexiones que nos permiten generar ideas nuevas o soluciones innovadoras ante cualquier clase de problema.
Las formas de los mandalas
La composición de formas que engloba un mandala no es algo arbitrario o casual. Cada forma del mandala y el conjunto que resulta tiene un significado propio que ayuda a resolver conflictos internos. Escoge la forma del mandala, así como los colores que emplearás dejándote guiar por la intuición. Después podrás analizar qué se esconde tras tus elecciones.
Si observas detenidamente un mandala, comprobarás que está formado por una serie de elementos comunes que conforman su estructura. Estos tienen un significado especial que aporta estabilidad y paz interior.
Figuras y su significado
Círculo – Este elemento es la definición en sí del mandala, denota seguridad y orden. Delimita el caos y sirve de conexión con tu yo más profundo.
Triángulo – Vitalidad y transformación. Es un elemento que sirve de transición para expresar cambios y evolución espiritual.
Cuadrado – Estabilidad. Pero si se apoya en uno de sus vértices indicará miedo ante una época de cambios.
Espiral – Energía positiva de carácter curativo.
Hexágono – Armoniza y crea sinergias entre los contrarios.
Estrella – Espiritualidad.
Corazón – Felicidad, amor, amistad.
Mariposa – Es un símbolo de transformación y de evolución. Representa el abandono de una etapa para comenzar otra.
Cruz – Toma de decisiones, confiere la energía para decidir hacia dónde dirigirse.
Otros símbolos –Los símbolos que hemos mencionado son sólo algunos básicos. Existen multitud de formas que configuran los mandalas: motivos vegetales como hojas o flores, ojos, animales y todo tipo de representaciones.
Ejercicio para identificar emociones a través de los mandalas
Los mandalas para colorear te ayudarán a averiguar cómo te sientes, al tiempo que te permitirán relajarte y sacar lo mejor de tu interior.
Piensa en una situación reciente en la que hayas sentido alguna emoción intensa. Vamos a poner como ejemplo una discusión con un ser querido.
Pasos para identificar la emoción y gestionarla:
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Deja que la emoción te embargue, no la bloquees.
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Céntrate en cómo te sentiste a nivel emocional y físico. Anota bajo el mandala o en otro papel cómo te has sentido al recrear la discusión o cómo te sentiste al vivirla.
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Por ejemplo, ¿te inundó la tristeza, la rabia o la alegría? ¿Sentiste tensión o dolor en alguna parte del cuerpo? Analiza si te diste cuenta del intervalo o ventana entre la emoción y tu reacción.
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¿Cómo reaccionaste? No juzgues tu reacción, tan sólo escribe de manera imparcial lo que ocurrió.