CONVIERTE TU CASA EN UN HOGAR MINDFULNESS (PRIMERA PARTE)

El Mindfulness o “atención plena” es un estilo vida que nos permite aprender a reconocer lo que está sucediendo en cada momento. Adquiriendo una mayor consciencia de nuestra vida, descubriremos sus increíbles posibilidades. Podemos llevar las prácticas de atención plena a cualquier aspecto cotidiano. ¿Por qué no revisar nuestra casa para convertirla en un hogar Mindfulness? Podemos potenciar los efectos de calma, paz mental, sosiego y equilibrio si el espacio donde vivimos nos resulta relajante e inspirador. Tu entorno afecta a tu estado de ánimo.

Tu casa debería ser tu lugar favorito del mundo, donde quisieras refugiarte en cualquier circunstancia, tu rincón al que acudir para encontrar calma.
Varios de los aspectos que vamos a comentar ya los conocerás porque son recurrentes para tener un hogar agradable. La limpieza y el orden, por ejemplo, son importantes tengas el tipo de vivienda que tengas. Pero vamos a revisarlos desde el punto de vista de la atención plena.
Puede que convivas con otras personas que no comparten tus intereses y estilo de vida, no te preocupes, no tienes porqué convencerles de nada. Ocúpate de lo que está en tu mano, sólo puedes cambiar de verdad lo que dependa de ti. Quizá el resto de familia o compañeros de piso se animen a hacer algún cambio, gracias a ti, pero no puedes obligarles. En este caso simplemente haz con tu entorno lo mejor que puedas sin invadir el espacio de otros. Aquí puedes practicar una de las actitudes mindfulness que es la aceptación.
La aceptación no quiere decir resignación. Aceptar es fluir con la vida, con lo que tienes a tu alrededor y no está en tu mano cambiar. Aceptar es no frustrarnos cuando las cosas «no son como yo quisiera que fuesen». Es. también, un camino hacia la comprensión profunda de tu entorno. Tienes que convivir con las diferentes facetas de otras personas y pensar que no hay nada malo por ello. Obviamente, siempre y cuando las otras personas tampoco invadan tu espacio ni te limiten.

ORDEN

Tener un espacio ordenado nos permite aprovechar y optimizar mejor nuestro tiempo. Si sabes dónde tienes las cosas, no emplearás más tiempo del necesario en encontrarlas. Piensa en el tiempo que tardas a veces en encontrar un accesorio, la ropa que te quieres poner, o simplemente las llaves. El tiempo hoy día es un bien escaso y el que consigas ahorrar con pequeñas cosas te beneficiará enormemente para poder dedicarte a meditar, pasear, leer, cualquier otro hobby que tengas, o simplemente a un buen descanso.
Si no tienes integrado en tu vida el sentido del orden, no te preocupes, hay muchas técnicas para conseguirlo. Es cuestión de mostrar un poco de interés y dedicar algo de tiempo.
Uno de los libros más famosos actualmente sobre el tema es “La felicidad después del orden” de Marie Kondo. Es sin duda un método muy efectivo. Si nunca has hecho una revisión en profundidad de tus cosas, te llevará tiempo y esfuerzo. Pero será un tiempo bien aprovechado porque dejarás tu casa ordenada y luego el mantenimiento será mucho más sencillo.
Según el método que se explica en el libro, cada cosa debe tener un sitio asignado, así cuando vayas a ordenar sabrás dónde dejarla y cuando la busques sabrás dónde encontrarla. Es así de sencillo, se trata de coger el hábito de ordenar. Esto sirve para todo, tendrás que ordenar tu ropa, utensilios de cocina, adornos, libros, aparatos tecnológicos, recuerdos, etc.
También es muy útil ordenar por categorías. Esto quiere decir que coloques todos los artículos iguales o muy similares juntos. Por ejemplo, en cuanto a la ropa:
  • Ordena todas las camisetas de manga corta por un lado y las de manga larga por otro.
  • Pantalones: coloca los vaqueros o informales por una parte y por otra los que sean de vestir o de deporte.
  • En cuanto al papeleo, ordénalo también por categorías: facturas, contratos, documentos personales, etc.
  • Ropa de casa: sitúa todas las toallas en el mismo armario, manteles, sábanas, etc.
  • Recuerdos: una vez seleccionados los que de verdad quieres guardar, ponlos todos en el mismo lugar.
Estos son sólo algunos ejemplos, se trata de poner en práctica esta misma teoría con todas tus pertenencias.

Hace poco me di cuenta de que había acumulado durante varios años 6 teléfonos móviles antiguos. Dos de ellos con la pantalla rota, y otros dos eran tan antiguos que no me hubiesen servido para nada. Elegí el que mejor pudiese servirme en caso de necesitar un móvil de repuesto y llevé a reciclar los demás. Ganar ese espacio en el cajón me vino muy bien para la sensación de orden de mi escritorio.

Si tienes niños en casa quizá pienses que va a ser imposible tener sus habitaciones ordenadas. Pero todo es posible con cajas grandes, baúles o estanterías. Por supuesto los niños necesitan jugar y esparcir sus cosas, pero esto no está reñido con que luego puedan dejarlo lo más ordenado posible, para poder limpiar o hacer los deberes en un entorno mucho más agradable.
Revisa tu casa con «mente de principiante«, que es otra de las actitudes mindfulness. ¿Qué quiere decir esto? Con la rutina, probablemente, te hayas habituado a cierto grado de desorden y a tener cosas que no utilizas ni necesitas y ni siquiera te das cuenta de ello.
El ejercicio es revisar tu casa como si fuese la primera vez que la ves, como si fueses un extraño que está de visita. ¿Qué ves desde esta perspectiva? ¿Hay algo en lo que no te habías fijado? La «mente de principiante» consiste en experimentar cada momento como si fuese la primera vez. Esta actitud sirve para diversos aspectos de la vida, puedes aprender mucho gracias a esta forma de ver el entorno. Descubrirás «matices» que de otra forma pasarían desapercibidos.

ELIMINA LO INNECESARIO

“Desapego es soltar lo viejo, sin que lo nuevo haya llegado aún.”
– Nisargadatta
Para ordenar tu casa probablemente tengas que reducir el número de cosas que tienes. A lo largo de los años solemos acumular muchos objetos, ropa, adornos, artículos de uso personal y otros cachivaches que son totalmente prescindibles.
Esto nos lleva a otra actitud mindfulness que es trabajar: el desapego.
El apego a las cosas materiales o a recuerdos puede hacernos querer conservar muchos más objetos de los que necesitamos. El apego podemos sentirlo también por personas, sentimientos o recuerdos. En el caso de nuestro hogar lo trabajaremos con los utensilios, muebles o prendas de vestir de las que queramos deshacernos pero que nos cueste por el “cariño” que sentimos hacia ellas.
Selecciona las cosas de las que puedes deshacerte y desapégate emocionalmente de ellas, tú no eres tus pertenencias, tú eres lo que tienes en tu interior, no tus posesiones. Para conseguir una casa cómoda e inspiradora, necesitarás espacio libre para circular sin tropezarte con ningún obstáculo y sin que se te vaya gran cantidad de tiempo en el mantenimiento y las tareas de limpieza.
En una de las mudanzas que hice hace unos años, ¡tenía un trastero al que no había accedido en 7 años! Cuando lo abrí descubrí que había tenido una pequeña inundación y todo lo del interior estaba con moho y estropeado. Nunca supe muy bien qué había allí dentro porque se me había olvidado, así que tiré unas cuantas cajas repletas de cosas inútiles.
No ordenes con prisa, como si fuese una carrera contra reloj. Hazlo despacio, con mimo. Son tus cosas, cuídalas bien.
A mí personalmente no me gusta limpiar. Pero la recompensa que siento cuando veo mi espacio limpio y despejado, compensa el tiempo que le dedico. No hace falta ser maniático de la limpieza ni querer sacar brillo a todo constantemente. Con un poco de organización podrás repartirte las tareas de forma que no te resulte tan pesado. Si tienes las cosas necesarias pero no en exceso, te será mucho más fácil el mantenimiento. Si cada objeto tiene su sitio donde guardarse, recoger te llevará 10 minutos.

LIMPIEZA

Una casa sencilla y ordenada te facilitará muchísimo la limpieza, otro requisito importante para tener un hogar sosegado. La limpieza es necesaria en nuestras vidas para sentirnos cómodos, nadie puede relajarse en un ambiente lleno de restos de comida, de polvo y suciedad acumulada. Tener pocos objetos, te permitirá además disfrutar de limpiar. Sí, has leído bien: disfrutar. De hecho puedes hacer una limpieza con atención plena, dedicando tiempo a cada mueble, a cada adorno, cuadro o elemento de la casa. Cuidar bien de tus cosas es reconfortante.
La energía que fluye por tu hogar cuando está ordenado y limpio, es totalmente diferente a cuando no lo está. El proceso en sí de ordenar tu casa puede además, ser muy terapéutico. Cuidar del espacio donde vives es cuidarte a ti mismo.
Tener el dormitorio en orden y limpio te ayudará a dormir mejor. Si tienes cosas por el medio, notarás que estás rodeado de estímulos y así es más difícil conciliar un buen sueño. Una habitación desordenada transmite un “peso”, un agobio difícil de definir, a veces imperceptible, pero que está ahí. El orden genera paz.
Si tu escritorio o zona de trabajo está despejado, te ayudará a concentrarte mejor y ser más productivo. Revisa papeles, documentos y bolígrafos sin tinta :)). Te puedes sorprender de las cosas que se acumulan en el fondo del cajón o en una estantería del despacho.
Ventilar la casa es imprescindible para renovar el aire interior. Es algo saludable que debemos hacer todos los días. Si la casa está libre de polvo se ventilará mucho mejor y disfrutarás de un aire de calidad, proporcionándote oxígeno y eliminando malos olores. Una buena ventilación también es necesaria para mantener a raya el exceso de humedad del aire del hogar, y evitar la aparición de moho por la condensación de esta humedad. Es especialmente importante airear bien los dormitorios, ya que después de toda la noche durmiendo en ellos, el aire puede estar cargado de microorganismos perjudiciales para la salud.

DECORACIÓN Y COLOR

Para un hogar sosegado, recomiendo una decoración sencilla. Por supuesto es agradable tener cuadros y objetos de adorno. Pero que sea algo controlado, objetos que de verdad aprecies y que tengan un valor especial para ti.
El tema del color es algo importante. Las superficies más amplias como paredes o muebles grandes conviene que tengan tonalidades neutras. Colores como el blanco, el beige, tonos tierra o piedra, un verde suave o azul claro serían apropiados.
El color turquesa, por ejemplo, es refrescante y relajante. El azul es el color del cielo y del mar por lo que nos evoca tranquilidad y calma. Este tipo de colores se denominan fríos y se asocian al mar, a la nieve o la noche. Transmiten sensación de serenidad.
Los colores cálidos, en cambio, transmiten emociones más intensas. Por ejemplo, el rojo es símbolo de pasión, de amor y de odio, puede resultar demasiado potente para una superficie amplia. El naranja es un color lleno de energía, si lo que queremos es calma y sosiego no sería el color adecuado para que predomine en una estancia. El amarillo puede transmitir incertidumbre e inquietud. Selecciona bien la gama de colores de tu hogar y lograrás una armonía muy relajante.
Existen multitud de tonos para elegir dentro de una gama neutra y luminosa. Investiga en las casas de pinturas para paredes y verás la gran variedad disponible para escoger.
Ejemplo de colores neutros
Otra recomendación a tener en cuenta es no mezclar demasiados colores. Podemos elegir tres tonos básicos y distribuirlos según la importancia que queramos darles. El color dominante sería el que ocupa una mayor superficie, como las paredes, y el menos importante el que sólo se aprecia en pequeños detalles como un cojín o un cuadro. Mantenernos en una misma gama de colores dará sensación de armonía y equilibrio.

 

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